Perfil de comprador de tabaco
En el blog de Asestanco ya dedicamos un post a los cambios en el perfil de consumidor de tabaco durante el COVID-19. Sin embargo, a lo largo de todo el estado de alarma se han producido otra serie de cambios que tal vez sean interesantes de reflejar a través de las siguientes líneas.
Y es que debido a las normas tan estrictas de salida y al control del tránsito de coches y peatones por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por las vías públicas, los estanqueros detectaron también un cambio de perfil de comprador de tabaco durante el COVID-19.
Si echamos la vista atrás, justo horas antes de que se decretara el estado de alarma en marzo, los estancos se abarrotaron de clientes que hicieron acopio de tabaco por si acaso estos locales comerciales eran unos de los afectados. La espera en las colas era de más de media hora y las compras pasaron de las habituales cajetillas a los cartones para poder sobrellevar este confinamiento de la mejor manera posible. Por parte de los estanqueros, como pudimos leer en los medios de comunicación, que incluso algunos se vieron a punto de quedarse sin stock de algunos productos. Una situación que seguro pudieron sobrellevar sin problemas gracias a la variedad de formatos, productos sustitutivos, complementarios…
Una vez que el gobierno declaró a los estancos como actividad de carácter esencial, las visitas se redujeron drásticamente. Hay algunos estanqueros que pasaron de trabajar a destajo a permanecer aburridos durante horas, con una media de 10-15 clientes al día. Hubo algunos que incluso optaron por reducir su horario de apertura. Como indican, normalmente iban a comprar cada mañana los trabajadores que diariamente iban a la oficina, pero con el teletrabajo muchos de estos clientes dejaron de aparecer. Lo mismo ocurrió con los estudiantes universitarios que tenían un estanco cerca porque tras el cierre de las aulas dejaron de comprar tabaco en su estanco de siempre. Pero de todo lo “malo” siempre hay una cara positiva ya que, en el caso de estos dos ejemplos, los estancos de barrio son los que salieron beneficiados. Al final, notaron un auge en las ventas a los clientes de su propia zona.
Es durante este periodo en el que el perfil del comprador de tabaco ha cambiado ya que muchos no han ido tanto como antes por las restricciones de movilidad o no siempre el que ha acudido al estanco se ha tratado del propio fumador sino su pareja, padre, hijo… en definitiva, aquella persona de la misma unidad familiar que ha tenido que salir al supermercado o a la farmacia y ha aprovechado también para llevarse tabaco.
Por otro lado, tampoco nos debemos olvidar de que hay otro tipo de perfil fumador del que ya hemos hablado en otras ocasiones, el que apuesta por el vapeo, y que se ha visto obligado a optar por el estanco para comprar sus productos para el vapeador ya que su tienda especializada en ello, se vio obligada a cerrar.
Tras este recorrido por la situación que hemos vivido y pesar de todo este tiempo de experiencias algo negativas, parece que ya vamos viendo la luz al final del túnel y este sector ya ha vuelto a su cauce de ventas normal. Y los clientes… ¡han regresado a su estanco de confianza!
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